martes, 19 de mayo de 2009

Historia del Lábaro Cantabro

ANTECEDENTES del CANTABRUM:

El historiador Joaquín González Echegaray afirma en su obra Los Cántabros, que “a través de la caballería cántabra pasó al ejercito romano una enseña, un estandarte, llamado Cantabrum. La cita la debemos a Minucio Felix y a Tertuliano, y por el Codex Theodosianus sabemos que el portador de dicha enseña llevaba el nombre de Cantabrarius. No pueden deducirse demasiados datos de las citas aludidas, y lo único que podemos asegurar es que dicho estandarte era ya conocido en el ejército en el s.II, que se trataba de un paño colgado sobre un asta en forma de cruz al estilo del Vexilum y más tarde del Labarum".

Sabemos pues por Tertuliano y por Minucio Felix, que existía un estandarte militar denominado Cantabrum. Es conocido que este tipo de divisas era común entre otros pueblos célticos. De hecho, aparecen representados en el Arco de Orange y en acuñaciones romanas de la Península Ibérica. Se podría incluso interpetrar que el uso de esa insignia fuera tomada de las tropas de caballería cántabra, del mismo modo que conocemos por Arriano que el ejército romano copió dos tácticas de dicha Caballería Cántabra:
El Circulus Cantabricus.
El Cantabricus Impetus.
Posteriormente, el Codex Theodosianus nos habla de los Cántabrarii, una especie de colegio encargado de portar el Cantabrum, un estandarte que incorporaría Roma a su propia simbología. (Hoy sabemos que Roma acostumbraba a asumir los símbolos de las naciones vencidas).

ANTECEDENTES del LABARUM:
Siglos más tarde se extendería dentro del Imperio otro tipo de denominación para los estandartes, como los sustantivos Vexilum y luego Labarum. Esta última insignia – El Labarum- nos es descrita por Eusebio, como una tela ricamente enjoyada que colgaba de un travesaño del asta. En las acuñaciones de la época este estandarte nos es presentado con un símbolo cruciforme, y es Aurelio Prudencio quien hace mención al color al mencionar el “ Purpureum (…) Labarum”.
Labarum proviene de la raíz indoeuropea *(p)lab_ “hablar”, de donde se ha derivado el adjetivo *labaros “orador”, ampliamente utilizado en diferentes lenguas celtas. En el desarrollo de las batallas, los estandartes eran utilizados para enviar directrices a las tropas, pues resultaba imposible hacerse oír en el fragor de un combate. De ahí el significado de Labarum “el que habla”, como indica J. Maroñas en su obra sobre onomástica cántabra.

DENOMINACIÓN:
El nombre de nuestro estandarte es Cantabrum o Cántabro, pero se ha rebautizado socialmente con el apelativo Lábaru. Se ha extendido la creencia popular de que ambos estandartes, el Cantabrum y el Labarum, son el mismo, sólo que con distinta denominación y ornamentación, debido al paso de los siglos entre uno y otro. Algunos autores han creído ver en los orígenes del Labarumuna influencia indirecta de los cántabros a través de su estandarte militar, denominado Cantabrum, bastante más antiguo. Respecto a este tipo de suposiciones, sólo nos atrevemos a decir que hay que tomarlas con mucha prudencia. Efectivamente, el término Labarum es celta, no latino, pero no es privativo de Cantabria, ya que infinidad de naciones europeas hablaban lenguas celtas en esa época. Y lo más importante; el Labarum no tiene porque ser un heredero del Cantabrum, y sólo cabría plantearlo como una posibilidad y nunca como una certeza histórica.
En definitiva, LA IDENTIFICACIÓN CANTABRUM = LABARUM ESTÁ POR DEMOSTRAR. El origen de la mezcla e interrelación de ambos términos hay que buscarla en el vasco-cantabrismo del s.XVIII, en la errónea apreciación de algunos sectores científico-ideológicos, que identificaban, a los antiguos cántabros como los antepasados de los vascongados (que no de los vascos), y al Lauburu como el Labarum al que los romanos habrían rebautizado como Cantabrum. Evidentemente, estas creencias cavernarias quedarían superadas ya en el s.XIX, pero de todo aquello, algo ha llegado hasta nuestros días, dando pie a la denominación popular que se le ha acabado dando al Símbolo.
El COLOR del CANTABRUM:
Ninguna fuente nos habla del color del Cantabrum. Otra cosa es, que se pudiera deducir el color del Cantabrum como encarnado, rojizo, púrpura… en virtud de los antecedentes históricos y del propio contexto del pueblo cántabro, -pero nunca vinculándolo con el Lábarum-. Según Dumezil, el rojo es el color que los pueblos indoeuropeos atribuían a sus deidades guerreras. Como ejemplo, observemos el epíteto atribuido al dios cántabro "Erudinus", donde aparece la raíz celta rud_ (“rojo” y al mismo tiempo “fuerte”). Mientras, SÍ que sabemos el color del Labarum, al que Aurelio Prudencio adjetiva como Purpureum, como indicábamos al comienzo. Púrpura era el color del emperador, por lo tanto, el estandarte imperial era de ese mismo color. Además, también en ese caso, estaba asociado a la guerra, como en casi todas las culturas.
El SÍMBOLO o MOTIVO del CANTABRUM:
Al existir teorías que vinculaban al Cantabrum con el Labarum, y portar -este último- el Crismón añadido por Constantino, se intuyó -desde estas corrientes- que este símbolo cruciforme, fuese una evolución de otro símbolo cruciforme que, interpretaban, llevaría el Cantabrum en origen: los cuatro crecientes lunares de la Estela de Barros (motivo que se repetite en cinco de las Estelas gigantes conocidas en Cantabria). Sin embargo, todo esto es, como decimos, una cadena de suposiciones por demostrar. Empezando por la raíz: identificar al Cantabrum como precedente o antepasado del Labarum, y siguiendo por el hecho atribuir al Crismón de Constantino, una influencia de la simbología cántabra precristiana. Por ello. y a modo de conclusión; a día de hoy no se puede saber qué decoración o motivo lucía el Cantabrum.

1 comentario:

  1. Hola.

    Una agradable sorpresa haber llegado hasta tu blog rastreando historia de Cantabria, y un placer leerlo y comprobar que te has adelantado a tocar el tema del "cantabrum", activo en este momento en mi blog (http://lasombradeltejo.blogspot.com/).

    Me he permitido la licencia de agregarte y así poder seguir puntualmente las nuevas entradas, aparte de invitarte a intervenir cuando lo estimes oportuno.

    Un cordial saludo.

    Jesús J. Maroñas

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